Los Tiburones Rojos de Veracruz ya no aguantaron más luego de tres años y medio de errores y horrores, y diez años después, en la penúltima jornada del Clausura 2008, descendieron por cuarta vez en su historia.
La derrota por 4-2 sufrida ante mi club favorito y no dejare de apoyar los Pumas de la UNAM, fue sólo el colofón de una cadena calamidades que datan, desde el despojo de los mejores jugadores por parte de Rafael Herrerías y Gustavo Parente, hasta este viernes.
Luego llegó el desfile de presidentes (Gerardo Gallegos, el binomio Gerardo Gil-Godofredo Forzán, Eduardo Césarman, Carlos Reyes y Alberto de la Torre), de trece técnicos, promotores y un gran número de jugadores de bajo perfil, que solamente vinieron a llevarse el dinero de los veracruzanos.
Luego entonces, lo sucedido este viernes, cuando falta una jornada para que concluya el Torneo de Clausura 2008, es solamente el pago de facturas de tres años infumables, de gente que nada más llevó agua a su molino y por supuesto, dinero a sus bolsillos y los que pagarán, como siempre, son los aficionados.
Rubens Sambueza en el 23, Ignacio Scocco en el 38 y Esteban Solari en el 57 y 63 marcaron por los universitarios, en tanto que Sindey Balderas en el 10 y Rodrigo Ruiz en el 82 anotaron por el equipo veracruzano.
Este viernes, Veracruz no hizo su parte y ahora tanto Puebla como Tigres de la UANL, pueden perder sus dos partidos que le restan. Los escualos se estancaron con 16 puntos en el penúltimo sitio del Grupo 2 y con 1.0594 en el último de la porcentual, en tanto que los Pumas llegaron a 20 y siguen en quinto del sector 1.
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